Habiendo dormido por la noche y recuperados de los sustos de anoche, nos hemos despertado hoy en el sur de nuestro país, con el calor y la alegría propias de Andalucía. Aunque a nuestros pequeños andaluces les ha costado despegarse las sábanas, se han levantado con mucho ánimo de darlo todo en su último día.
Comenzamos el día como siempre con una pequeña oración mañanera que nos inicia a la catequesis de hoy, centrada en el personaje bíblico de Daniel. Tras el desayuno, seguidos de la rutinaria revisión de habitaciones, hemos comenzado con los preparativos de recogida del campamento, para agilizar al máximo posible lo que nos queda por delante.
Después, hemos ido a catequesis y tras ello, hemos participado en el último día de deporte del campamento para arañar los últimos puntos de la clasificación. Cansados, hemos aprovechado como siempre que podemos del buen tiempo para darnos un chapuzón en la piscina y ducharnos bien para continuar el resto del día.
Al terminar la comida hemos tenido un largo rato de descanso para prepararnos para el último juego de campamento en el que hasta los monitores hemos participado, midiendo nuestras destrezas con el resto de acampados.
El final del juego ha quedado pasado por agua, así que nos hemos tenido que cobijar para poder realizar la entrega de diplomas a los equipos de deporte, así como anunciar de forma definitiva los resultados de la clasificación. Por suerte, el tiempo ha decidido darnos de nuevo un respiro (que ha durado hasta el final del día), así que hemos podido preparar, con el estilo que se merece, la cena de gala del campamento, donde tanto acampados como monitores cenan en pareja, previo desfile.
La velada de hoy ha sido la tradicional discoteca de nuestro campamento, en la que hemos estado bailando y disfrutando hasta que nos hemos quedado sin fuerzas. Para terminar, hemos realizado una pequeña dinámica consistente en repartirnos entre los presentes en ese momento y de forma aleatoria, unas cruces de madera y un mensaje muy especial.
Las despedidas siempre son duras, y más aún si son en gran cantidad, así que nos ha sido imposible evitar soltar alguna que otra lagrimilla porque, por mucho que nos fastidie, este campamento se nos acaba ya mismo.
Antes de terminar, os recordamos a todos los padres lectores del blog, que, salvo imprevisto, la idea es llegar a la parroquia en torno a las 17:00.
También recordar, que esta NO es la última entrada del blog. Mañana se hará la entrada final y en una semana, más o menos, el epílogo de este campamento de Corporales 2018.
¡Un saludo!